Tras la tormenta electoral catalana parece que todo vuelve a su cauce, con ganadores (los más) y con claros perdedores (los menos), la independencia ha quedado aparcada, ya no es un tema recurrente en Cataluña ni en los telediarios del resto de España, ya no es noticia, ya no interesa a nadie. El órdago independentista que lanzó Artur Mas ha sido como pegarse un tiro en un pie y parece que ha salido escaldado de la experiencia. Y es que para ir de farol primero hay que saber barajar las cartas....
Decía que la tormenta ha arreciado y todo vuelve a la normalidad, ya sabéis, recortes, crisis, prima de riesgo, privatizaciones, etc. La vida vuelve a girar entorno a la maldita crisis y a los deleznables e incapacitados gestores de la misma. Misma película, mismos actores y mismos sufridores del 1, 2, 3 ... los ciudadanos. Y tras la vorágine electoral que todo lo engulle, el panorama en mi barrio (y supongo que en todos los barrios de todas las poblaciones catalanas) es desolador. Y no lo digo por la falta de limpieza, la delincuencia o los recortes sanitarios, no, lo digo por la cantidad de mierda que ha dejado tras de sí dicha campaña electoral.
A lo mejor no os habéis dado cuenta (que lo dudo), pero dando una vuelta por mi barrio de Zona Comanche de Barcelona he sido capaz (yo solito) de recitar en voz alta aquello de "la justicia NO es igual para todos" (parafraseando irónicamente a cierto individuo con corona de hojalata), o como minimo las leyes, y que mientras unos pasamos por el aro el resto de casta (la política) hace lo que les sale del nabo. Y en cosas tan absurdas como la que vengo a relataros se nota, que sí, que a lo mejor os parece una gilipollez, pero a mí como ciudadano de a pie me indigna: la publicidad electoral. (Nota mental: Imaginaos que se os ocurre pegar un cartel de vuestro negocio en alguna pared, ¿qué pasaría?)
Os comentaba que mi barrio, como todos cuando hay elecciones, se convierte en escaparate electoral. ¿Escaparate electoral? sí, hombre, me refiero a los muros del barrio, sean vallas de obra, postes de la luz, paredes de edificios ... todo aquello que pueda sujetar un cartel con la fotografía de un político se utiliza como base para meternos publicidad de un partido. ZAS! estamos acostumbrados a ver caras de neandertales intentando sonreir para conseguir un voto (¿os acordáis del capítulo de los Simpson en que el sr. Burns quiere hacer carrera política?).
Bueno, tras las elecciones el panorama de las paredes del barrio es desolador:
Aquí he puesto cuatro fotos porque tampoco es plan de recorrerme todo el barrio y la periferia haciendo fotos con el móvil mientras arrastro al perro por mi particular vía crucis; pero estoy seguro que os podéis hacer una idea de lo que hablo. Cientos, si no miles, de carteles pegados en cualquier parte, de cualquier manera quedarán hasta que se pudran en todo tipo de soportes. Aquellos que los servicios municipales (pagados por nosotros) puedan quitar pues eso que perdemos en esfuerzo y dinero que podría dedicarse a otros menesters. Y aquellos que han sido pegados sobre paredes de propiedades privadas pues nada, la comunidad de vecinos estará muy agradecida de invertir unos pocos euros en su retirada, sobretodo de aquellos que han sido pegados con cola para papel (como vemos en la foto de aquí abajo):
Si esto de las elecciones anticipadas por capricho de Artur Mas ya fue un engaño soberanista que sólo buscaba una mayoría absoluta para efectuar más recortes sin pedir explicaciones a nadie y en el que cayeron de cuatro patas la mayoría de individuos ... hay que sumarle el coste. Claro, ¿qué os pensáis que las elecciones son gratis? ¿que se las sacan de la manga y voilá? No, tiene un coste en millones de euros (desconozco el dato y paso de buscarlo para no ponerme más de mala leche). Y ya no sólo en cuestión de organización, si no en cuanto a coste en propaganda.
Pero una vez han pasado las elecciones, unos se felicitan a otros, la prensa le lame el culo al ganador y los perdedores se felicitan porque podía haber sido peor, ... pero ¿quien se acuerda de toda la mierda que han pegado en las paredes? ¿quién coño limpia toda esta mierda que adornará nuestras vidas durante varios meses? A quien le importa ¿verdad? 4 meses después veremos en esos carteles la cara de algún político hipócrita con una sonrisa de oreja a oreja mientras se aprueba una nueva subida del IVA o un recorte más en Sanidad. Pues "oygan" yo creo que deberían responsabilizarse por llenar de mierda mi barrio, porque ahora tendré que oir cada mes cosas como que hay que reciclar, que las basuras hay que separarlas, que somos unos guarros o como ya expliqué en este artículo sobre las basuras en Barcelona nos dicen que "cada barcelonés/a genera 1,4 kgs de residuos al día. Reducirlos está en tus manos", amos no me jodas.
Lo dicho, que esto no es democracia, ni dictadura ni nada, es simplemente una tomadura de pelo monumental donde unos hacen lo que les sale del nabo mientras los otros bajamos la cabeza y arreamos pa'lante por miedo a la colleja. Que no señores, que esto no es normal. Si nuestros abuelos se levantaran de la tumba cogían los fusiles y se pasaban a toda esta casta de buitres por la piedra, ¿o no?.